Desde tiempo inmemorial, la actividad textil ha sido una de las labores que el hombre ha ejercido como fuente de su economía.
Durante el Neolítico, en el Creciente Fértil, se dieron grandes transformaciones y cambios en las sociedades de cazadores-recolectores como consecuencia de la aparición de nuevas actividades: la agricultura y la ganadería. Esta nueva situación, dio pie a nuevos roles. El hombre pasó poco a poco a ser sedentario, y ello le llevó al descubrimiento de la cerámica, la rueda, el torno o el telar.
Según los estudios arqueológicos más recientes, los primeros telares de los que tenemos noticias aparecieron en unas expediciones arqueológicas en Anatolia, en una zona llamada Catal Huyud hacia el 6.000 a. de C., donde se descubrieron restos de tejido confeccionado mediante un telar de pesas también conocido como telar horizontal.
Este descubrimiento echó por tierra la idea que se tenía de que los egipcios fueran los primeros tejedores artesanales aunque, de época tardía, han aparecido numerosas representaciones de la labor tejedora efectuada por el Imperio egipcio, siendo buena prueba de ello los hallazgos de restos de tejidos, en fibras vegetales, aparecidos en Badari (Egipto). En lo tocante a Europa, durante el periodo del Neolítico también se usaron frecuentemente este tipo de telares.
Con el transcurrir del tiempo, los telares fueron sufriendo cambios y transformaciones hasta llegar al siglo XVIII, donde precisamente, durante la Revolución Industrial, los sistemas manuales dieron paso a los mecánicos.
Durante el Neolítico, en el Creciente Fértil, se dieron grandes transformaciones y cambios en las sociedades de cazadores-recolectores como consecuencia de la aparición de nuevas actividades: la agricultura y la ganadería. Esta nueva situación, dio pie a nuevos roles. El hombre pasó poco a poco a ser sedentario, y ello le llevó al descubrimiento de la cerámica, la rueda, el torno o el telar.
Según los estudios arqueológicos más recientes, los primeros telares de los que tenemos noticias aparecieron en unas expediciones arqueológicas en Anatolia, en una zona llamada Catal Huyud hacia el 6.000 a. de C., donde se descubrieron restos de tejido confeccionado mediante un telar de pesas también conocido como telar horizontal.
Este descubrimiento echó por tierra la idea que se tenía de que los egipcios fueran los primeros tejedores artesanales aunque, de época tardía, han aparecido numerosas representaciones de la labor tejedora efectuada por el Imperio egipcio, siendo buena prueba de ello los hallazgos de restos de tejidos, en fibras vegetales, aparecidos en Badari (Egipto). En lo tocante a Europa, durante el periodo del Neolítico también se usaron frecuentemente este tipo de telares.
Con el transcurrir del tiempo, los telares fueron sufriendo cambios y transformaciones hasta llegar al siglo XVIII, donde precisamente, durante la Revolución Industrial, los sistemas manuales dieron paso a los mecánicos.
En las siguientes fotografías podemos ver, en primer lugar, la maqueta de un telar del siglo XVIII, a continuación, dos del XIX y, para finalizar, un telar cuyo original es propiedad de nuestra amiga común Joaquina, que Antonio tuvo el detalle de construir a escala para regalárselo.
Magnífico trabajo tanto de investigación como de construcción.
ResponderEliminarLa verdad es que me quedé impresionado el día que descubrí este blog. Enhorabuena. Estoy impaciente por los próximos artículos.
Un saludo desde el norte de África.
Excelente. Con vuestro permiso pongo un enlace en mi blog. El Meson del Artillero(www.elmesondelartillero.blogspot.com)
ResponderEliminar