En los siguientes artículos voy a mostrar una nueva vertiente creativa en el arte del modelismo de mi amigo Antonio. Hacemos un paréntesis en la construcción de máquinas de guerra para adentrarnos en modelos de carácter civil, como es el caso de la imprenta, cuyo desarrollo a nivel mundial tuvo lugar gracias al descubrimiento del papel en la antigua China. El arte de fabricar papel llegó a Occidente a mediados del siglo XII, extendiéndose acto seguido por toda Europa en los siglos siguientes.
A mediados del siglo XV, como consecuencia del auge económico de la opulenta clase media surgida en este periodo, apetente de conocimientos, aumentó la propagación de los materiales escritos. Un aspecto clave de la difusión de la imprenta y de los textos impresos pudo deberse a las tesis luteranas del momento, así como a las guerras de religión que azotaron toda Europa.
El alemán Johann Gutemberg, nacido en Maguncia a mediados del siglo XV, inventó un ingenio de estructura de madera y aspecto tosco, el cual, mediante un tornillo sin fin, ejercía presión sobre el papel húmedo y, con ello, la impresión sobre el mismo. Esta innovación contribuyó a que se imprimieran mayor número de libros, más baratos, asequibles y no manuscritos, que eran inalcanzables para la mayoría de la población, dada su laboriosa ejecución y alto precio.
En Europa, a los pocos años de surgir este invento, la nueva técnica de impresión se había difundido de forma rápida. Según parece, 50 años después de su aparición, ya se habían contabilizado algo más de 6.000 ejemplares impresos. En sus inicios, esta producción de libros fue de contenido religioso, aunque con la expansión por otras zonas europeas, como por ejemplo en la renacentista Italia, lo fue de tipo profano.
Como es lógico, con la difusión de la imprenta por todo el mundo y el paso del tiempo, la estructura original de la misma sufrió importantes cambios, llegándose a la creación de la imprenta de hierro a principios del siglo XVIII. Con la revolución industrial, la imprenta logró importantes metas, al incorporársele mecanismos con los que se alcanzaron altos niveles de ejecución, perfección y rapidez.
A continuación mostramos algunos modelos de imprentas de diferentes épocas.
A mediados del siglo XV, como consecuencia del auge económico de la opulenta clase media surgida en este periodo, apetente de conocimientos, aumentó la propagación de los materiales escritos. Un aspecto clave de la difusión de la imprenta y de los textos impresos pudo deberse a las tesis luteranas del momento, así como a las guerras de religión que azotaron toda Europa.
El alemán Johann Gutemberg, nacido en Maguncia a mediados del siglo XV, inventó un ingenio de estructura de madera y aspecto tosco, el cual, mediante un tornillo sin fin, ejercía presión sobre el papel húmedo y, con ello, la impresión sobre el mismo. Esta innovación contribuyó a que se imprimieran mayor número de libros, más baratos, asequibles y no manuscritos, que eran inalcanzables para la mayoría de la población, dada su laboriosa ejecución y alto precio.
En Europa, a los pocos años de surgir este invento, la nueva técnica de impresión se había difundido de forma rápida. Según parece, 50 años después de su aparición, ya se habían contabilizado algo más de 6.000 ejemplares impresos. En sus inicios, esta producción de libros fue de contenido religioso, aunque con la expansión por otras zonas europeas, como por ejemplo en la renacentista Italia, lo fue de tipo profano.
Como es lógico, con la difusión de la imprenta por todo el mundo y el paso del tiempo, la estructura original de la misma sufrió importantes cambios, llegándose a la creación de la imprenta de hierro a principios del siglo XVIII. Con la revolución industrial, la imprenta logró importantes metas, al incorporársele mecanismos con los que se alcanzaron altos niveles de ejecución, perfección y rapidez.
A continuación mostramos algunos modelos de imprentas de diferentes épocas.
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