Esta batería fue proyectada por
el ingeniero Bartolomé Thorus en 1717, para ser ubicada en el extremo del
muelle viejo de levante del Puerto de Málaga, con la denominación de Castillo
del Rey, en honor de Felipe V, aunque con el paso del tiempo fue conocida como
de San Nicolás.
Dicho proyecto se vio modificado
en su estructura y aplazada su realización en diversas ocasiones, debido a
dificultades económicas.
En 1780, Carlos III ordenó la
construcción de esta batería provisional, de forma irregular, de unas 94 varas
de superficie total y 18 piezas de artillería de grueso calibre. Su construcción representó un costo más de
30.000 reales de vellón. La defensa y
custodia de la fortificación estaría a cargo de un suboficial y diez hombres en
tiempos de paz. Respecto al alojamiento,
éste constaría de dos casetones, uno para el cuerpo de guardia y otro para los
artilleros y pertrechos.
La batería de San Nicolás tendría
la misión de cubrir y defender, en fuego cruzado con las fortalezas de San José,
San Carlos y San Lorenzo, la entrada del Puerto y las playas de levante.
El proyecto fue ejecutado, en
1786, por el teniente coronel de infantería y comandante interino de ingenieros
Alfonso Ximénez.
Ya en el siglo XIX, la retirada
del mar, entre otras causas, evidenciaron la inutilidad de aquellas defensas del
Puerto de Málaga, por lo que fueron, poco a poco, abandonadas de su cometido
hasta su total desmantelamiento en el siglo XX.
Hoy día, gran parte de sus restos
yacen bajo los cimientos del Real Club Mediterráneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario