El baluarte de San José, también
conocido por el fuerte de la Reina, fue un proyecto ideado por Bartolomé Thurus
en 1717, aunque su diseño, por diversas razones técnicas, fue desechado. Unos años más tarde, el ingeniero jefe de origen
flamenco Jorge Próspero Verboom, marqués del mismo nombre, proyectó de nuevo dicho
fuerte.
Para este fin, Verboom propuso
llevar a cabo su proyecto sobre una plataforma de relleno situada a la cabeza
del espigón del muelle, zona que había dado origen, una centuria antes, al
nuevo puntal de Poniente, en época del obispo de Málaga Luis Fernández de
Córdoba y Portocarrero[1].
Este puntal incipiente, contaba para
la defensa del Puerto con una fortificación o torreón dotado de algunas piezas
de artillería, conocido por Torreón del Obispo, situado delante del castillo de
los Genoveses, financiado por el prelado cordobés y proyectado bajo la
dirección del maestro mayor, Pedro Díaz de Palacios, y ejecutado por Diego
Jiménez Carrasco en febrero de 1621[2].
Como anteriormente hacía mención,
la obra de fortificación ideada por el ingeniero flamenco y de la que se ha
hecho la maqueta expuesta, tenía una plataforma de planta casi circular,
rodeada por una zarpa y con capacidad para doce piezas de artillería, dos
almacenes para el resguardo de los pertrechos y herramientas, polvorín y cuerpo
de guardia. Para acceder a la plataforma
elevada había que sortearla a través de un puente levadizo con foso desde la
gola. A cada lado de la plataforma, y
rodeando todo el perímetro hasta el torreón, discurría un muro con escaleras
que daban acceso al pasillo por el que se efectuaba la ronda de vigilancia.
Sin embargo, la hacienda real no
aceptó el mencionado proyecto del marqués de Verboon. No obstante, y a pesar de todo, pocos años mas
tarde un nuevo proyecto, menos costoso, logró llevarse a cabo en este espigón. Se trató de una batería provisional de fajina dotada
de una deficiente y pobre artillería[3] y
unas chozas para el cuerpo de guardia. La
planta era de forma rectangular a barbeta, de unas 35 varas y parapeto para la
fusilería. La débil y pobre construcción
de la misma, a lo largo de finales del siglo XVIII, se vio sometida a continuas
revisiones y arreglos, sobre todo, en el siglo XIX.
Los ingenieros, en sus informes
sobre el estado de las defensas del Puerto y ciudad, exponían, en unos, los
graves problemas que en general tenían estas baterías, que la hacían inútiles
para el cometido para el que fueron diseñadas y, en otros, la necesidad de
someterlos a rehabilitación con los costos económicos pertinentes.
La batería de San José se
construyó con objeto de defender la entrada del puerto de Málaga, cruzando su
fuego con el de la batería de San Nicolás. Su dotación militar estuvo en consonancia con
los tiempos de paz o guerra.
En 1878, la Junta de obras del puerto
de Málaga solicitó al estamento militar la cesión del baluarte de San José, que
se hallaba en estado ruinoso, para poder realizar la prolongación que se había
sido proyectado para el mencionado muelle de Poniente.
A principios del siglo XX, la
Junta de obras ordenó la demolición de tres de las baterías
que defendían el puerto de
Málaga, siendo una de éstas la de San José.
[1] Luis Fernández de Córdoba Portocarrero y
Mendoza, nació en Córdoba en 1555. De
noble cuna fue hijo del VIII Señor de Guadalcázar. Estudió en la Universidad de Salamanca donde
obtuvo el doctorado en Derecho civil y canónigo. Pasó a Roma, donde años después el Papa le
designó para deán de la catedral de Córdoba y, mas tarde, el 9 de febrero de
1613, obispo de Málaga.
[2] El Torreón del Obispo de Málaga, Fernández de
Córdoba, fue derruido en 1785 por las autoridades debido a carecer ya de
operatividad militar, por lo cual, se favoreció la continuidad del proyecto de
construcción del nuevo muelle de Poniente.
[3] Según indicaba Felipe de Paz en un informe de
1803 sobre la batería provisional de San José, ésta tenía una explanada de
hormigón, chozas para la guardia y cuatro cañones de a 24 libras.
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